Síndrome post-vacacional: Siete consejos para evitarlo

 Artículos en prensa, reportajes en las televisiones, conversaciones en la cafetería… El tema del regreso al trabajo y el fin de las vacaciones de verano es uno de más repetidos durante el mes de septiembre. Este síndrome hace referencia al malestar que sienten cada vez más personas al tener que reincorporarse a sus puestos de trabajo. Pero ¿es un problema real o se trata de una moda más? ¿Es grave? ¿Cómo puedo saber si tengo el síndrome? Y sobre todo ¿qué puedo hacer?

El artículo 38.1 del Estatuto de los Trabajadores recoge el derecho al disfrute de un mínimo de 30 días de vacaciones por año efectivamente trabajado. Muchas empresas cierran durante el mes de agosto forzando a sus empleados a tomar el mes completo de vacaciones.

En los últimos años estamos asistiendo a un aumento del número de personas que padecen una serie de trastornos asociados a la finalización de las vacaciones de verano y que los algunos han denominado ya como “síndrome post-vacacional”. Así se recogía en el estudio “Hábitos del verano para superar el síndrome post-vacacional”, realizado por la consultora Quota y promovido por Cerveceros de España, allás por el año 2006.

En los últimos años, a pesar de que la crisis ha provocado que algunos vean el trabajo con ojos diferentes, parece que no ha desparecido este efecto que puede provocar tomar muchos días de vacaciones seguidos.

Pero, ¿cómo reconocer el «síndrome» post-vacacional?

Los síntomas más frecuentes pueden ser tanto fisiológicos como psicológicos.

Entre los síntomas físicos que pueden aparecer están el cansancio injustificado, la falta de apetito y de concentración, la sensación de ahogo, los problemas de estómago y las nauseas, la somnolencia o el insomnio, las palpitaciones, la taquicardia y los dolores musculares. Desde el punto de vista psicológico, el síndrome post-vacacional provoca tensión, irritabilidad, ansiedad, tristeza, apatía, pasotismo y una profunda sensación de vacío y desánimo.

Los síntomas suelen perdurar unos pocos días, aunque en casos aislados pueden persistir hasta dos semanas. Si con el paso de los días no recuperamos el ritmo habitual y los síntomas permanecen más de tres semanas sería conveniente visitar al médico. Debemos descartar que el malestar se deba a otras causas.

Según los estudios realizados, si tienes entre 25 y 40 años eres un buen candidato a convertirte en parte del 35% de trabajadores españoles que sufren esta alteración.

Siete consejos para evitarlo

1. Regresa paulatinamente a tu horario de rutina. Pasar bruscamente de la ausencia de horarios que solemos permitirnos durante las vacaciones, a un horario estricto marcado por la jornada laboral empeora el proceso de adaptación. Deja atrás la siesta y el acostarte tarde.

2 . Divide las vacaciones en quincenas, si te lo permite la empresa. La idea de que quedan por delante once meses para volver a disfrutar de las vacaciones puede acabar con la moral de cualquiera.

3. Adelanta el regreso. No esperes hasta el último día para volver. Deja un par de días para pasarlos en casa relajándote del viaje y adaptándote al ritmo habitual.

4. Evita incorporarte en lunes a tu puesto de trabajo. La idea de tener por delante toda una semana de trabajo hace más difícil la vuelta. Organiza los días de vacaciones para incorporarte a mitad de semana. Psicológicamente el impacto es menor.

5. Tómate algún tiempo para ponerte al día. No pretendas liquidar el primer día todo lo que ha ido retrasándose durante las vacaciones. Ahora más que nunca es imprescindible que apliques alguna técnica de gestión del tiempo que te permita sacar trabajo sin agobiarte con los plazos.

6. Fomenta las buenas relaciones laborales. Trata de conseguir un buen ambiente con jefes, compañeros y colaboradores. Siempre será más agradable pensar en la vuelta.

7. Elige mantener una actitud positiva. Ante el mismo hecho, la vuelta al trabajo, tu decides qué actitud tomar. Dependiendo de tu percepción de la situación, los síntomas pueden agravarse o pueden no llegar siquiera a aparecer.

No pidas no tener conflictos, pide saber cómo manejarlos

Un conflicto que no se puede o no se sabe solucionar a tiempo acaba por convertirse en un problema. Los conflictos no son malos en sí mismos, ya que nos dan la oportunidad de cambiar y desarrollarnos. De avanzar y no quedarnos estancados siempre en el mismo punto. Pero también pueden ser la peor de nuestras pesadillas si no sabemos cómo resolverlos.

Se puede decir que toda empresa se encuentra en uno de estos tres momentos posibles: Ausencia de conflictos, Conflictos constructivos y Conflictos destructivos.

La lógica y la educación que nos enseñaron nuestros mayores en casa y nuestros maestros en el colegio, nos hacen pensar que lo ideal es la ausencia de conflictos, pero ¿podemos estar equivocados? Sí. Sin duda los conflictos no son algo negativo en sí mismos.

Ausencia de conflictosproblemas

Éste parece ser el estado ideal que cualquiera firmaría para su empresa, pero lo cierto es que confundimos conflicto con problema y no son la misma cosa. Como hemos dicho, los problemas surgen cuando no somos capaces de dar una respuesta adecuada a un conflicto.

Una empresa en la que no se producen conflictos es como una barca sin patrón que viaja a la deriva, sin rumbo. Los empleados dejan de esforzarse y de preocuparse porque todo marcha con suavidad y con tranquilidad. Se relajan las costumbres y… antes o después la barca termina estrellándose contra las rocas. En nuestro caso, contra la competencia.

Conflictos constructivos

El origen de los conflictos puede ser diverso, pero con independencia de su naturaleza, suponen un beneficio para la empresa: la mantienen viva y con capacidad competitiva.

Siguiendo el ejemplo de la navegación, nos encontraríamos ante un barco con tripulación y patrón que debe llegar a destino. Cuando deja de soplar el viento, deben ponerse a remar. Aparece el conflicto. Si no reman, el conflicto pasa a convertirse en problema, porque jamás llegarían a su destino.

El estadio de conflicto constructivo permite a las empresas solucionar problemas, resolver diferencias o mejorar productos. Además ayuda al personal a resolver los desafíos que se le presentan. Los conflictos bien gestionados favorecen una cultura de colaboración dentro de la empresa.

Conflictos destructivos

Como su nombre nos está indicando, las empresas que pasan demasiado tiempo en este estadio acaban desapareciendo. Podemos decir que el final es el mismo que en el caso de ausencia de conflictos, pero más rápido y más traumático.

Los conflictos que no se ven o no se saben solucionar, acaban por destruir la empresa: clientes que desconfían, empleados desmoralizados, grupos enfrentados, recursos desperdiciados…

En nuestro barco particular podríamos decir que se ha producido un motín a bordo sin que nadie haya hecho nada por evitarlo.

Aprende a conocer a tus clientes y genera más ventas

Si aprendes a conocer a tus compradores y a tratarlos según su propio estilo de personalidad, estarás facilitando el proceso de compra de tu producto. ¿Quieres aumentar tus ventas? Empieza por aprender a reconocer el estilo de personalidad de cada uno de tus clientes.

Para que una empresa alcance el éxito no basta con que tenga un producto de calidad. Cada vendedor necesita, además, saber establecer una buena comunicación con sus posibles compradores. Todo el negocio está en manos del cliente. Por eso es tan importante la respuesta que des a esta pregunta: ¿Conoces bien a tus clientes? 

Un vendedor que sepa cómo acercarse al cliente y sintonizar con él adoptando su misma perspectiva, estará más cerca de alcanzar una venta. Existen muchas clasificaciones para definir diferentes tipos de clientes. Hoy nos vamos a centrar en una clasificación que nos ayudará a conocer cuáles son sus necesidades y sus motivaciones.

Para determinar estos cuatro estilos de personalidad se utilizan dos escalas: una de dominio y otra de sociabilidad. Así,

  • El tipo de personalidad al que denominamos promotor se caracteriza por ser dominante y espontáneo en su relación con el vendedor.
  • El sustentador acepta bien las sugerencias aunque tiene poco autocontrol sobre sus impulsos. Su estilo es sumiso y espontáneo.
  • El controlador es dominante y hace gala de un gran autocontrol.
  • El Analítico destaca por su buena aceptación de las opiniones ajenas y por un buen autocontrol de sus emociones.

personalidad del cliente

Existe el mito de que los compradores son personas difíciles. Lo cierto es que cada persona presenta un estilo de personalidad definido y responde a motivaciones distintas. Si somos capaces de identificar a cada cliente con su estilo de personalidad, nos resultará más fácil relacionarnos con él porque sabremos de antemano qué le motiva y cómo tratarlo.

Estilo Promotor

Se trata de una persona activa, con mucha energía y emprendedora. Le gusta tomar decisiones rápidas y decididas. Tiene una gran capacidad para entusiasmarse con facilidad. Es ingenioso, creativo, intuitivo, impulsivo y emocional.

Es capaz de aportar innumerables ideas que espera sean tenidas en cuenta y valoradas por los demás. Para conseguirlo no duda en hacerse publicidad. Es un tipo cálido y muy volcado hacia las personas. Su impulsividad le lleva en ocasiones a reflexionar poco y a tomar decisiones rápidas, con poco rigor, de las que puede terminar arrepentido.

El estilo promotor es totalmente opuesto al estilo analítico.

Estilo Sustentador

Es un tipo de persona muy humana y acogedora. Le encanta apoyar y sustentar las ideas que otros presentan. Muy cooperador y dado al trabajo personal. Esta característica hace que su personalidad sea la ideal para desarrollar trabajos en equipo.

Tiene un carácter suave, tranquilo y pausado. Es paciente y tolerante y le gusta complacer y quedar bien con los demás.

Este tipo de personalidad está en el extremo opuesto al controlador.

Estilo Analítico

Las personas que presentan un estilo analítico se caracterizan por ser metódicos y detallistas. Les encanta estudiar las cosas en detalle y que le dejen hacer sus trabajos a conciencia. Piensa y razona con mucha lógica y para ello busca información y datos que le resulten fiables.

Es preciso y riguroso. Laborioso y concienzudo. No obstante suele dejarse llevar ante las situaciones. Se trata de un tipo pacífico, cauto y reservado en la expresión de sus emociones.

Estilo Controlador

Estas personas se orientan a la acción directa, a la eficacia y a conseguir resultados. Son capaces de desarrollar una gran energía. Tienen muy claro lo que quieren conseguir y cuáles son sus objetivos.

Tienen tendencia a mostrar claramente a los demás cuáles son sus opiniones, pero reservándose sus emociones. Es una persona racional, reservada y más bien fría. Le gusta tener a los demás bajo su control y empujarles al ahorro de tiempo y dinero. Le mueve la productividad pura y dura.

Puede haber personas con un estilo muy definido y otras que presenten una mezcla de dos o más estilos. En este caso se alejarían del patrón puro.

Si te ha gustado también te gustará «Trata a cada cliente según su personalidad y cierra la venta«.

Trata a cada cliente según su personalidad y cierra la venta

El error más frecuente en el trato con los clientes suele ser que no les conocemos y por eso no sabemos cómo tratar con ellos.

Si quieres obtener el mayor rendimiento en tus relaciones con los clientes olvídate de las viejas normas de cortesía. El lema “trate a los demás como le gustaría que los demás le tratasen a usted” no sirve para hacer negocios hoy en día. Si quieres marcar distancias con la competencia aprende a tratar a tus clientes como a ellos les gusta ser tratados.

Este post es la 2ª parte de Aprende a conocer a tus clientes y genera más ventas

En la actual sociedad del conocimiento, donde internet pone la información a un “click” de quien la necesita, ya no nos sirven los viejos esquemas para el trato con nuestros clientes. Tenemos que ir un paso más allá si queremos establecer y mantener buenas relaciones comerciales con ellos.

pantallaTenemos que hacer un esfuerzo por intentar conocer qué motiva a cada persona cuando se enfrenta al momento de la compra. Anticipar el comportamiento que se espera de nosotros puede marcar la diferencia entre el cierre de una negociación o el distanciamiento en las posiciones.

Anticípate al caos

Con un poco de observación y escuchando activamente a nuestros clientes podremos evitar algunas situaciones desagradables. Por ejemplo, la que se produce cuando tenemos frente a nosotros a un cliente con un estilo definido y comenzamos a tratarle como si estuviésemos ante un cliente de estilo contrario.

Cómo tratar a un cliente analítico

El cliente analítico pide datos y estadísticas. No quiere implicaciones emocionales ni personales. No se guía del instinto en su elección sino de los hechos probados. Si le tratamos con demasiada familiaridad y utilizamos un derroche de energía, e incluso fanfarronería, nos mostrará todas sus reservas y cautela.

Para que se sienta a gusto debemos ser unos perfectos conocedores del producto que pretendemos venderle. Nos hará todo tipo de preguntas sobre la fabricación, los materiales, las aplicaciones y los beneficios. Debemos estar preparados para responder a sus posibles objeciones con los datos de todos los estudios e investigaciones que existan. Debemos transmitirle profesionalidad y evitar hacer afirmaciones sobre el producto que no podamos demostrar.

Cómo tratar con clientes enérgicos y emprendedores

Claros representantes del estilo promotor. Al contrario que el cliente analítico, espera que seas un ferviente entusiasta del producto que representas. No hará demasiadas preguntas sobre la compra en sí, pero se encontrará muy a gusto si le ofreces la ocasión de alardear sobre sí mismo y sus conocimientos previos del producto.

No dudes en compartir tus sentimientos personales con él. Si se te presenta la ocasión de hacerle un cumplido que sea sincero, no la desaproveches. He dicho un cumplido sincero. Mucho cuidado con tratar de complacerle diciéndole cosas que no sientes. Lo notará y habrás perdido la magia del momento… y la venta.

A este cliente le gustan los halagos y que se aprecien sus habilidades. Pero ten cuidado: su impulsividad le puede llevar a realizar una compra de la que más tarde se arrepienta. Con los clientes de estilo promotor hay que tener presente que es mejor perder una venta que trata de vender a toda costa y ayudar a que se sienta engañado cuando se le haya pasado la euforia del momento.

Cómo tratar al cliente cuando es todo amabilidad

El tipo de cliente sustentador es posiblemente el más fácil de tratar. Es esa persona capaz de mantener la sonrisa después de aguardar en fila una hora esperando a que le atiendan. Le gusta que le traten por su nombre y mantener una charla distendida aunque no tenga relación alguna con el objeto de la venta.

Si tiene dudas acerca de un producto valorará mucho la opinión de otras personas. Se guía por los testimonios ofrecidos por otros clientes y por las personas cercanas. Esta persona habrá consultado tu producto previamente en las redes sociales y habrá leído lo que otros comentan del producto y del servicio. Hace de la compra una fiesta y le gusta la compañía. El mayor peligro cuando estamos ante un cliente sustentador es perder de vista nuestro objetivo: la venta.

Cómo tratar a un cliente difícil, que no lo es tanto

La característica más destacada del cliente controlador viene definida por el mismo nombre: el control. Quiere tener en todo momento la certeza de que lo que va a comprar es exactamente lo que necesita. Es más fácil el trato si pensamos en él como un cliente con las ideas muy claras.

Tómate el tiempo necesario para atenderle. Nada de prisas por terminar. Se trata de una persona concienzuda en la toma de decisiones y puede tomarse como un agravio personal que trates de atenderle sin prestarle la necesaria atención. Sé estrictamente profesional en tu relación con él. No te permitas ninguna concesión ni familiaridad en el trato. No, al menos, si no te da opción para ello. Y no es probable que lo haga…

Cuando inicies la venta ten claras las respuestas que vas a ofrecer a un cliente controlador. No demuestres indecisión o titubeos. Puede entender que no eres un profesional y decidir no realizar la compra por desconfianza hacia lo que él puede considerar «tus escasos conocimientos sobre la materia». Si no te respeta no te comprará.

4 pasos para triunfar en tus relaciones a través de la empatía

¿Alguna vez has entrado en una sala donde había varios bebés y te has encontrado con que todos estaban llorando a la vez? Es como si de pronto todos se hubieran puesto de acuerdo para manifestar su descontento.

empatia

Las personas que trabajan cuidando bebés conocen bien esta situación: uno de ellos comienza a llorar y al escuchar su llanto los demás hacen lo mismo. Es el resultado de la empatía. El ser humano nace genéticamente dotado para la empatía. Su ausencia suele ir asociada a algún trastorno de personalidad. Se trata de una habilidad imprescindible para poder convivir en sociedad. Si quieres triunfar en el arte de las relaciones personales y convertirte en esa persona con la que todos queremos tener amistad aquí te dejo 4 puntos que te ayudarán a lograrlo:

1. Escucha con el corazón

La expresión: “calzar los zapatos del otro” refleja muy bien qué es la empatía. Es “meterse en la piel” de la persona que tenemos enfrente. Es una forma de hacerle saber que entendemos sus sentimientos. Aunque eso no suponga necesariamente estar de acuerdo, ni aceptar esos sentimientos.

En nuestras relaciones diarias hay muchas ocasiones en las que podemos practicar la empatía y convertirnos en personas significativas para los que nos rodean.

2. Practica la sintonía y la sincronía

Imaginemos que estamos ante un compañero de trabajo al que acaban de comunicar que no será promocionado al puesto que tanto ansiaba. Se siente desdichado e injustamente tratado. Ese puesto, tan deseado por tu compañero, a ti te parece un castigo más que un premio, porque supone un traslado a otra ciudad.

Se te plantea una ocasión ideal para practicar la empatía y convertirte a los ojos de tu compañero en una persona importante y digna de confianza:

a. Sintoniza con los sentimientos de tu compañero . Trata de pensar en las emociones que él siente: frustración, decepción, tristeza, enfado… Para lograr sintonizar tendrás que pensar en lo que suponía ese puesto para él, no en lo que supone para ti.

Sintonizar supone también aceptar la posibilidad de que los demás pueden pensar de modo diferente a nosotros. Es decir, debemos ser tolerantes con las emociones ajenas.

Recuerda que sintonizar no es imitar. Cuando imitamos repetimos lo que hace la otra persona pero sin tener en cuenta las emociones que provocan esas conductas. No se trata de poner cara de tristeza.

b. Mantén la sincronía emocional. Es decir, ajusta tu tono emocional a las circunstancias emocionales del momento. Este es uno de los factores más determinantes para distinguir entre personas que alcanzan una alta eficacia interpersonal y las que no.

Las personas con dificultades para captar y transmitir emociones suelen tener muchos problemas en sus relaciones con los demás. Son personas socialmente ineficaces. Su presencia nos provoca sensación de incomodidad aunque no sepamos explicar por qué nos sentimos así.

3. Empatiza en cualquier situación

Es fácil empatizar con la persona que tenemos enfrente cuando vemos que está sufriendo. Pero quizá nos resulta más difícil en otras situaciones. Por ejemplo, cuando nos muestra su satisfacción o su alegría.

Cuando nos unen lazos de amistad con quien está feliz nos alegramos sinceramente por él. Pero si no es así, lo frecuente es que nos dejemos arrastrar por un cierto sentimiento de envidia o celos que nos impide sintonizar con la emoción de felicidad de la otra persona.

La incapacidad para alegrarse con las alegrías ajenas es también un síntoma de poca eficacia interpersonal.

4. Conviértete en un experto en empatía

Las situaciones en las que nos resulta más difícil empatizar son aquéllas en las que sentimos amenazados nuestros propios intereses o nuestras emociones:

  • Cuando nuestro interlocutor nos expresa su posición distinta a la nuestra. Por ejemplo cuando nos lleva la contraria en algún tema.
  • Cuando manifiesta su escepticismo ante nuestros argumentos.
  • Cuando utiliza la ironía.
  • Cuando nos demuestra su hostilidad abiertamente.

La mayor dificultad para empatizar se encuentra, como decíamos al principio, en que nos sentimos atacados. Ya sea que lo veamos como un ataque frontal o disimulado.

Si somos capaces de sintonizar y averiguar qué está sintiendo la persona que nos ataca, nos resultará mucho más sencillo no entrar en una espiral de violencia verbal. Dispondremos de otras opciones para responderle además de la inmediata, que se nos ocurre a casi todos, que es devolver el ataque.

Las personas con problemas de baja autoestima tienen muchas dificultades para manejarse empáticamente en estas situaciones. Cuando se sienten atacadas suelen reaccionar de dos formas: o devuelven el ataque aumentado en intensidad, o callan y se sienten peor consigo mismas. Esta es una de las razones que les dificultan brillar socialmente. Pero éste es otro tema. Volveremos sobre la autoestima en otra ocasión porque es una de las llaves maestras para abrir las puertas de nuestra felicidad.

Cómo influye tu autoestima en tus hijos

Siempre he creído que la autoestima es una de las bases fundamentales para que las personas puedan llegar a ser felices y a desarrollar todo su potencial. Algunos autores consideran que las limitaciones que provoca una baja autoestima son comparables a las de una minusvalía física. Pero el verdadero problema de la baja autoestima es que no se limita sólo a la persona que la sufre, sino que se trasmite de padres a hijos como si de información genética se tratara.

autoestima hijos

Para reconocer si una persona tiene poca autoestima, a continuación damos algunas pautas que son válidas tanto para niños como para adultos. Son personas que:

•  Evitan tener que enfrentarse a situaciones que les provoquen ansiedad.

•  Consideran que no tienen dotes naturales para casi nada (música, dibujo, leer, relacionarse con los demás, cantar, hablar, bailar, jugar…).

•  Sienten que las otras personas piensan igual que ellos, que no valen para hacer casi nada.

•  Siempre buscan la culpabilidad en los demás para justificar todo aquello que les sale mal.

•  Se dejan manejar e influir por otros.

•  Cuando alguien opina de forma diferente a ellos, se ponen a la defensiva.

•  Se frustran con facilidad cuando las cosas no salen como esperaban.

•  Ante una contrariedad se sienten impotentes para superarla.

•  Demuestran poca emotividad, como si nada les interesara realmente.

Uno de los componentes de la autoestima, tal vez el más importante, es el amor que uno se tiene a sí mismo. Los niños vienen al mundo dotados de una capacidad especial para detectar el estado emocional de sus padres. Pronto aprenden cuando están felices o tristes, y cuando están a gusto consigo mismos. Y pronto descubren también cómo pueden influir ellos en esos sentimientos.

Los padres pensamos que podemos disimular ante los hijos nuestros verdaderos sentimientos. Pero los niños son capaces de captar reacciones emocionales aunque no las expresemos con palabras. Si vuelve a leer las pautas que hemos dado para detectar a una persona con poca autoestima, puede intuir cómo esas creencias van a dominar las relaciones con los hijos.

•  Los padres con baja autoestima esperan que sus hijos realicen todas las metas que ellos no han conseguido. Esto obliga a los hijos a vivir asumiendo las prioridades de sus padres y no las suyas propias. O se convierten en una prolongación de sus mayores o se plantean una vida de continuos enfrentamientos con ellos.

•  La baja autoestima provoca altos niveles de ansiedad porque la persona teme enfrentarse a cualquier situación para la que no se vea capacitada. Duda de sus propias capacidades para resolver cualquier situación nueva. Tener un hijo, es una de las situaciones que puede provocar mayor ansiedad. Esto acaba dificultando las relaciones entre los padres e hijo: los padres se sienten incapaces ante la situación y “culpan” al hijo (porque llora, porque no come, porque no obedece, porque no duerme, porque…)

•  Los hijos que tienen una buena autoestima intentarán probar soluciones nuevas, hacer las cosas a su manera, demostrar que pueden hacer cosas solos. Los padres con baja autoestima ven en esta independencia de sus hijos una amenaza a su cariño y a sus pautas educativas.

•  Los padres con baja autoestima no saben cómo modificar las conductas de sus hijos. Ya se trate de corregirles por un comportamiento incorrecto o de felicitarles por algo que han hecho bien, no saben hacerlo con sinceridad y de forma precisa. Utilizarán frases como: “Eres un auténtico desastre , todo lo haces mal” o bien, “Eres maravilloso , el másinteligente del mundo”. Estas frases desconciertan al niño porque no le ofrecen información acerca de lo que está haciendo bien o mal, no le ofrecen ninguna pista sobre su comportamiento. Para que realmente tuvieran efecto se podrían haberse cambiado por: “Cuando utilices el borrador debes sujetar la hoja para que no se arrugue” o “Este trimestre se ve que te has esforzado en tus estudios porque tus notas han mejorado mucho, todas las asignaturas aprobadas y dos de ellas con sobresaliente. ¡Enhorabuena!”. Lo más frecuente es que estos padres acaben por no ofrecer nunca refuerzo positivo a sus hijos (alabanzas).

•  Los mensajes que envían a sus hijos acerca del éxito reflejan sus propias contradicciones. Les impulsan a que trabajen para conseguirlo pero a la vez estos mensajes llevan implícita la semilla del fracaso: “Tienes que esforzarte por conseguirlo, pero no confíes demasiado en que vaya a salir bien”. Enseñan a sus hijos a ponerse la venda antes de tener la herida para que no sufran cuando llegue el fracaso como han aprendido a hacer ellos. Consideran que una contrariedad es una derrota y preparan a sus hijos para que no sufran, en lugar de prepararles para enfrentarse a los fracasos con tesón y constancia.

Es el momento de hacer examen de conciencia. ¿Su autoestima está por los suelos? Ponga remedio a esta situación. Aprenderá a ser más feliz y a mejorar sus relaciones con los demás. Pero, si no quiere hacerlo por usted, hágalo al menos por sus hijos. Dicen que los hijos no obedecen, imitan. No permita que imiten de usted esos sentimientos de falta de amor y respeto a sí mismo. Pocos cambios de los que usted se decida a emprender tendrán efectos tan beneficiosos para su familia como mejorar su propia autoestima. Deje sus miedos aparcados y empiece a confiar en su éxito.

Algunos consejos para ser feliz

Puede que ya conozcas estos hermosos versos que durante mucho tiempo han sido atribuídos a Pablo Neruda, aunque en realidad han sido escritos por Alfredo Cuervo Barrero. Te recomiendo una lectura tranquila, «masticando» el significado de cada frase.

Eco concept

Queda prohibido…

¿Qué es lo verdaderamente importante?
Busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de falsas ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira se puede vivir,
es cada uno quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando les necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a toda la gente que me quiere.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
no creer en mi dios y hacer mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
olvidar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Psicología Positiva, Emociones Positivas

bienestaremocionalComo ciencia viva que es, la Psicología siempre ha sabido adaptarse al devenir de los tiempos. Explicaciones y enfoques que hasta hace pocas fechas eran impensables, ahora se abren camino entre teorías arraigadas. Aunque muchas de ellas más por su persistencia en el tiempo que por su demostración empírica.

No se puede negar que también en la investigación científica han existido, y continúan existiendo, temas tabú. Temas que por una u otra razón son denostados por los más insignes teóricos del momento. Es en este panorama en el que el paradigma de la psicología positiva ha conseguido abrirse paso.

Algunos autores, que se están dando a conocer asociados a este nuevo enfoque, insisten en desligar esta manera de entender la Psicología de otras pseudociencias. En concreto aluden al extendido método de la autoayuda, que tanto éxito está teniendo en los últimos años, sobre todo en lo que a venta de libros se refiere.

Una vez que entremos a conocer más a fondo qué hay detrás de la Psicología Positiva, podremos comprender que efectivamente hay grandes diferencias. Pero sería injusto no reconocer al menos una cierta correlación temporal. La Psicología Positiva ha encontrado en el momento actual la predisposición necesaria para surgir con cierta relevancia. Y corrientes nuevas como la filosofía espiritual o los métodos de autoayuda, le han dejado allanado el camino.

¿Psicología positiva versus Psicología negativa?

La primera aclaración hay que hacerla en relación al nombre de esta nueva orientación psicológica. El calificativo de “positiva” está haciendo referencia a las cualidades positivas del ser humano, que pasan a ser su objeto de estudio.

Se abandona la orientación tradicional que centraba su objeto de estudio y su razón de ser en la enfermedad, el trastorno y la conducta problema.

La psicología positiva estudia las emociones positivas, su influencia en la conducta de las personas y sus consecuencias. Pero lo hace con el mismo rigor científico que otras orientaciones de más arraigo.

Cuando el paciente se convierte en cliente

Estamos en la era de la democratización del conocimiento. Internet ha hecho posible que todos podamos acceder a los contenidos de cualquier disciplina desde la red.

Pierde fuerza el modelo asumido durante años por la psicología en el que el profesional tenía todos los conocimientos y el paciente acudía para curarse o para resolver sus problemas, aceptando sin más el diagnóstico y el tratamiento. Ahora, quien acude a consulta tiene creada su propia opinión y debe tenerse en cuenta. Cada vez más, hay personas que acuden al psicólogo no porque tengan un problema, sino porque quieren mejorar una situación dada, o su propio bienestar. Estas personas esperan ser tratadas como clientes y no como pacientes.

Se trata de un salto cualitativo en la atención psicológica. Tomemos como ejemplo el tratamiento conductual-cognitivo de la depresión.

Si una persona con síntomas depresivos mejora poniendo en práctica una serie de técnicas y habilidades, ¿qué ocurrirá si alguien que no padece depresión aprende a beneficiarse de esas mismas técnicas y habilidades?

En cierto sentido la psicología positiva es una forma de hacer prevención. Hasta ahora el psicólogo sólo era necesario cuando ya había aparecido el problema y su trabajo consistía principalmente en diagnosticar y tratar. Con el enfoque positivo se busca analizar las emociones positivas que ayudan a las personas a tener mayor calidad de vida, a desarrollarse y a ser más felices. En definitiva a tener mayor bienestar.

Esta búsqueda del bienestar es lo que hace que se confunda la psicología positiva con otras teorías sobre la felicidad que circulan por todas partes.

Emociones positivas

Optimismo : Este término procedente del latín optimum  (lo mejor), hace referencia a la capacidad de las personas para enfocarse en los aspectos mejores de una situación dada. Es una disposición a esperar encontrarse con cosas positivas y buenas. La relación entre optimismo y bienestar han hecho que ésta sea una de las emociones más importantes de la psicología positiva.

Sentido del humor : Como ya hemos dicho, la psicología positiva busca la demostración empírica de sus enunciados. Las investigaciones que se han realizado acerca de la risa proporcionan un gran sustento teórico. Hay suficiente evidencia para poder afirmar que la risa reduce el estrés y la ansiedad y, en consecuencia, mejora la salud física de las personas.

Adaptabilidad : También llamada resiliencia. Es la capacidad que tienen algunas personas para adaptarse a las situaciones adversas de la vida. Los terribles atentados terroristas de Nueva York y Madrid han proporcionado numerosos casos de estudio de personas enfrentadas a estrés postraumático.

Creatividad : Es la capacidad de crear cosas nuevas, de buscar nuevas posibilidades, de encontrar soluciones diferentes. Los resultados de las últimas investigaciones parecen no coincidir con la idea que hasta ahora se tenía sobre la creatividad: no parece ser un rasgo estable de la personalidad, sino más bien un conjunto de habilidades cognitivas y conocimientos técnicos. Por tanto, la creatividad se puede entrenar y desarrollar.

Desarrollo y bienestar personal

Se considera que por cada emoción positiva hay al menos cuatro emociones negativas. Además las emociones negativas nos han servido como aliadas a lo largo de nuestra historia por su capacidad adaptativa.

Sólo en los últimos años se ha comenzado a valorar la posibilidad de estudiar las variables que favorecen el desarrollo personal del individuo. Se ha comenzado a admitir el bienestar como objeto de estudio con suficiente entidad. La sociedad jamás podrá alcanzar unos niveles mínimos de bienestar si no se consigue esto mismo para los individuos que la forman.

En definitiva, este modelo canaliza las emociones positivas hacia la prevención de situaciones negativas y ofrece soluciones saludables para enfrentarse a los problemas ineludibles que el mero hecho de vivir trae aparejados.

¿Eres feliz?

familia-felizAnualmente se publican los resultados de un estudio longitudinal que está realizando la Universidad de Michigan. El objetivo del estudio es medir el grado de felicidad de la población de distintos países.

Como era de esperar, los resultados, en líneas generales, indican que los ciudadanos más felices son aquellos que viven en los países con rentas per cápita más altas. De esto se podría deducir que a más bienestar económico mayor felicidad.

Pero no. Resulta que los hispanos y los españoles somos especiales. Esa imágen que damos al mundo de reir ante las dificultades, parece quedar demostrada en este estudio realizado por el catedrático de Psicología norteamericano, Chris Peterson.

Tratando de encontrar una explicación para estos resultados se ha descubierto que el hecho de que sepamos poner «al mal tiempo buena cara«, se debe a nuestras relaciones familiares. Por tanto, tener buenas relaciones familiares es un factor que ayuda a ser más feliz, más incluso que el solo hecho de contar con unos buenos ingresos a fin de mes. Esta puede ser la explicación de por qué los japoneses tienen puntuaciones en felicidad por debajo de los hispanos a pesar de vivir con mayores ingresos económicos.

Pero si  a pesar de ser hispano o español, te sientes más infeliz que la media de tus vecinos, no debes desesperarte. El estudio asegura que todo el mundo tiene la capacidad de aprender a ser más feliz.

10 formas de motivar a sus empleados (II)

Como ya indicábamos en el artículo anterior, uno de los mayores activos de la empresa es contar con una plantilla motivada. Además de mejorar el ambiente de trabajo facilita el compromiso de los empleados con la empresa para la que trabajan. Cuando las personas se sienten justamente reconocidas tienden a demostrar su lealtad mejorando en lo posible su desempeño laboral.

ejecutivo

Resumen
  • De bien nacido es ser agradecido… y además mejora la relación con los trabajadores.
  • Dedique algo de su tiempo a conocer qué piensan sus empleados. Podemos aprender mucho de nuestro negocio escuchando a los demás. 
  • La forma más rápida y eficaz de conseguir que un trabajador haga bien su trabajo es ofrecerle información acerca de cómo lo está haciendo.
  • Cuide el ambiente laboral. A nadie le gusta pasar un tercio de su día rodeado de malas caras y vibraciones negativas.
  • Permita que las personas que trabajan con usted tengan información acerca de la empresa. No se puede amar aquello que se desconoce.
  1. Sea agradecido 

Hay una tendencia generalizada a creer que el agradecimiento a un empleado queda establecido con el pago de la nómina. El salario debe ser la justa retribución por un trabajo realizado y no un incentivo.

Tenemos poca cultura social para agradecer. Sabemos perfectamente cómo decir a alguien lo que nos molesta de él, pero nos cuesta mucho más trabajo cuando se trata de dar las gracias.

Haga una prueba: envíe una nota agradeciendo su tiempo e interés a ese empleado que hizo horas extras para terminar un proyecto. Será un reconocimiento que tardará en olvidar. O siéntese frente a él y agradezca su esfuerzo. O ambas cosas. No deje pasar demasiado tiempo. Agradezca con frecuencia y de forma sincera.

  1. Dedique tiempo a sus trabajadores

 Las personas necesitamos ser escuchadas. Tal vez éste sea uno de los comportamientos que más satisfacción nos produce: que nos escuchen… y más si se trata de nuestro propio jefe.

Encuentre tiempo para reunirse con sus empleados y escucharlos. Será un tiempo bien invertido.

  1. Proporcione feedback (retroalimentación, información del proceso)

 Mantenga a la plantilla informada acerca de su desempeño. Aunque son mejor que nada, las revisiones anuales dejan poco margen de maniobra para mejorar las cosas. Sea específico al ofrecer información. Y recuerde que, hasta en la peor de las situaciones, se puede sacar algo positivo.

Informe al empleado de su rendimiento, del rendimiento del departamento y el de la empresa. Permítale obtener una idea clara de su posición con respecto al resto de trabajadores y de cuáles son los objetivos a conseguir para mejorar.

  1. Cuide el ambiente de trabajo

 Sea amable con todo el mundo. Si ha de recriminar a un empleado hágalo en privado, si ha de reconocer su labor hágalo en público. Salude a las personas por su nombre.

Las normas de cortesía que sigue su empresa con los clientes externos deben hacerse extensivas también a sus clientes internos, es decir, a sus empleados.

  1. Proporcione información sobre la empresa

Permita a sus empleados conocer todos los productos de la empresa, no sólo aquéllos con los que tienen relación directa. Posibilite que tengan una visión de conjunto de la empresa en la que trabajan. Cuanto más conozcan la empresa más vinculados se sentirán a ella.

El sentimiento de pertenencia a un grupo es uno de los motivadores más ancestrales del ser humano. Las personas nos definimos por los grupos a los que nos sentimos vinculados y de los cuales nos sentimos orgullosos (equipo de fútbol, partido político, barrio, empresa para la que trabajamos…)

Para que los empleados se puedan sentir orgullosos de pertenecer a una empresa deben conocer qué características la definen dentro del mercado y la hacen distinta de las otras: ventas, premios recibidos, niveles de satisfacción de clientes o empleados, política de ascensos…

Las grandes compañías conocen muy bien la importancia del sentimiento de pertenencia. Prueba de ello es que a todos sus nuevos empleados les ofrecen formación acerca de cómo funciona la empresa, del papel que van a realizar en ella y de cómo su desempeño afectará a sus compañeros y al funcionamiento general de la compañía.

En el último capítulo abordaremos temas tan importantes como el establecimiento de alianzas con cada trabajador, la necesidad de compartir los éxitos de la empresa con los empleados o cómo hacer evaluaciones del desempeño eficaces.